

Nuestra materia es lo real, pero a la manera del pintor E.
Hopper nos planteamos evadir el
fotorealismo, no pretendemos recrear solamente la realidad descriptible, sino plantear la subjetividad de la experiencia amorosa, intentar una ruptura de la realidad, el punto secreto de gravedad de lo que no se ofrece claramente a la vista. Los cuadros de
Hopper hablan de limitaciones y tensiones y convierten el silencio en gestos mínimos. No evadimos el realismo pero lo poetizamos. Lo hacemos complejo por la emoción. Eso será
Una Lluvia Irlandesa.
Las fotos de los ensayos son de
Gerardo Egea y Florencia Mirza. El espacio La Vieja Farmacia
Solís.