sábado, 17 de noviembre de 2007

El erotismo de la espera

Esperar. Esperar un encuentro o esperar saber lo que realmente ocurre. Esperarlo a él. Parte fundamental del amor. "Sentir como si nos presionaran el pecho, y un dolor cavernoso, como si alguien llamara con un puño, el la bóveda del estómago. El minutero del reloj parece haberse congelado. Todo proceso vital se detiene, no se oye un trino de pájaro ni un motor de automóvil. El mundo parece detenerse. Reina el silencio, pero el pulso palpita como un ciervo asustado. Está sentada ante la ventana, concentrada en cada movimiento que ocurre en la calle, fijándose en cada rostro que se parece al del amado. Un viejo proverbio chino advierte: no debes confundirte y creer que los latidos de tu corazón son cascos de caballos que se acercan"
La cita es de Diane Ackerman, Una historia natural del amor, y agrega la autora: "Para Marcel Proust, la espera es erótica en sí, un goce que alcanza su máxima intensidad si el amado nunca aparece. Según Proust el amor requiere ausencia, obstáculos, infidelidades, celos, manipulación, mentiras, reconciliaciones fingidas, rabietas y traiciones. Entretanto, los amantes se irritan, les colman las esperanzas, se torturan y se sueñan. El tormento los impulsa hasta un estado emocional más elevado y de ese hervidero mental surge el amor".
La espera en silencio para comenzar a enfrentar esos miedos, esas dudas nos acompañó en el último ensayo. Ensayo donde trabajamos la culpa sentida desde lo orgánico. Culpa o dudas, miedo o entrega. Los ritmos de una pareja que trata de descubrir cómo seguirá esa historia. Escena II de Una lluvia Irlandesa, y la música estaba allí brindándonos sus climas amorosos.