Me gustan las obras frágiles que se sostienen no se sabe de donde...
las obras con sostenes invisibles a los ojos de los que la vemos, (con esto no quiero pecar de ingenuo e ignorar el trabajo técnico que sé tenés detrás con horas y horas, y métodos, o búsquedas para llegar al cuaje) si, también eso: vi una obra cuajada, con apariencia tranquila
Y ese riesgo de relojería (como dice Daulte; donde no sabemos si la aguja mueve el tiempo o el tiempo mueve la aguja) el riesgo de lo sutil donde el mundo debe reducirse y reternete para que la mirada de la muchacha se inyecte gigante y rimbombante sin recurrir a los subrayados. Y dándonos una caricia nos cuente daños.
Bella...
(Mail luego de nuestra presentación en el CCE)