lunes, 8 de octubre de 2007

Tiempo, tomarse el tiempo...


La velocidad no conduce a pensar, ni a pensar a largo plazo. El pensamiento requiere pausas y descansos, exige que "nos tomemos nuestro tiempo", que recapitulemos los pasos que hemos dado, observando cuidadosamente el lugar al que arribamos y evaluando la sensatez (o la imprudencia, según el caso) que nos llevó hasta allí. Pensar nos distrae de la tarea del momento, que es correr y mantener la velocidad. Y en ausencia del pensamiento, la carrera sobre hielo delgado que es la suerte de los individuos frágiles en un mundo poroso puede confundirse con el destino. Y ese es un grave error.
Esto lo dice Zygmunt Bauman en Modernidad líquida. Y será muy útil para ver y entender nuestro espectáculo. Vengan a un espacio real a pensar sobre nosotros, la gente que anda por este mundo, amando, creando, vean una obra de teatro que invita a mirarnos unos a otros... Tomémonos el tiempo que sea necesario para eso.