También estamos pensando en el monólogo que abre cada una de las cuatro escenas de Una Lluvia irlandesa. Ella, mira por la ventana del bar y habla de la lluvia que cae. Tenemos tres posibles "ventanas" para investigar. Y en eso estamos.El espacio "ventana" es importante para el espectáculo y es interesante pensar como ficcionalizar las posibilidades de La Farmacia, sin dejar de usar sus posibilidades reales y materiales. El espacio "ventana" es poético también y simbólico. En esas estamos. Trabajando.
Estamos pensando sobre el uso del espacio: para nosotros en Lluvia, La Vieja Farmacia será un café, en el que los dos personajes se encuentran cuatro veces. En la barra están pasando las mejores cosas con Ella y El en los ensayos, seguramente la vamos a usar, seguramente algunos espectadores también se sienten en la barra, y ellos, los personajes se encuentren allí. La idea es trabajar lo que ocurre con una pareja en un bar, hablan, se seducen o discuten, mientras el bar sigue funcionando, hay sonido, otras conversaciones, a veces uno mira hacia afuera de su espacio privado, "entra y sale". Las sillas desordenadas fueron parte de un ejercicio de espacio. Nos imaginamos esas sillas ocupadas por gente, estaban allí y había que llegar entre ese laberinto al otro. Las posibilidades son muchas a nivel de los cuerpos, piernas, brazos, espalda. Se pueden mover. Se los puede ver. Hay que seguir investigando.
Anoche fue un muy buen ensayo en La Vieja Farmacia Solís, nuestro espacio (en realidad de Osvaldo Reyno), hicimos algunos ejercicios exploratorios, me acordé de algo que vi trabajar al director Aderbal Freire, hacer texto en tono de farsa. Gerardo Egea dió una clase de farsa, y los actores se pusieron a jugar. Fue divertido y revelador. Dejo aquí dos fotos y un videíto para que lo recordemos todos.
A veces ensayamos en la IAM, (gracias Gabriela, Marisa y María) y a veces hacemos trabajo de campo... en bares, claro. La primera foto (Gerardo y Florencia son nuestros entusiastas y certeros fotógrafos) es un gesto amoroso de El que me encantó. Las otras dos son Ella Y El en un bar real, comenzaban a caer una gotas frías, y estábamos en una mesa en la calle en la Ciudad Vieja. Claro bebimos cerveza todos, fumamos, placer prohibido en la ficción. Y los captamos.
La velocidad no conduce a pensar, ni a pensar a largo plazo. El pensamiento requiere pausas y descansos, exige que "nos tomemos nuestro tiempo", que recapitulemos los pasos que hemos dado, observando cuidadosamente el lugar al que arribamos y evaluando la sensatez (o la imprudencia, según el caso) que nos llevó hasta allí. Pensar nos distrae de la tarea del momento, que es correr y mantener la velocidad. Y en ausencia del pensamiento, la carrera sobre hielo delgado que es la suerte de los individuos frágiles en un mundo poroso puede confundirse con el destino. Y ese es un grave error.
Este es El en nuestro café. La Farmacia de Osvaldo, se transformará en el café en el que ellos se conocen, se enamoran y se desenamoran. Un espacio real que se transforma en teatral.